A mediados de los 90 éramos felices y no lo sabíamos: aún no vivíamos conectados y podíamos desaparecer y no estar localizables durante horas o días sin que nadie nos diera por muertos. Esto hoy en día ya no es posible.
A partir de la segunda mitad de la década de los 90 empezaron a entrar con fuerza en españa los teléfonos móviles. Al principio nadie pensaba en los posibles problemas que traería esta novedad, pero los años fueron pasando y poco a poco nos fuimos dando cuenta de la que se nos venía encima: la condena de estar localizables 24 horas al día.
Con la llegada de los iPhones y los teléfonos Android en la década de los 2010 la situación se puso aún más fea y la introducción de WhatsApp fué la puntilla. Yo soy de los que prueba todas las aplicaciones tan pronto las conoce, pero con WhatsApp he de reconocer que me resistí, y mis buenos motivos tenía.
La situación actualmente es que la gente utiliza principalmente las llamadas y la mensajería instantánea para comunicarse, cuando a mi parecer son los dos métodos más intrusivos y menos gestionables que hay. ¿Podéis poner orden a un listado de 20 llamadas perdidas de números desconocidos recibidos a lo largo del día? Yo desde luego no.
En cambio si 20 personas totalmente desconocidas me escriben por email, puedo dejar los correos como pendientes de contestar, luego leerlos cuando a mi me interese y contestarlos por orden de prioridad.
Lo mismo aplica al WhatsApp. Yo tengo la aplicación configurada sin notificaciones y tengo que abrirla para leer lo que me han escrito. Lo hago así porque no veo lógico que cualquier persona pueda interrumpir la tarea en la que esté concentrado escribiéndome un mensaje instantáneo. Simplemente no es eficiente ni bueno para mi salud mental.
A menudo clientes me escriben por WhatsApp con «urgencias» y luego se sorprenden de que no les conteste en minutos. En cambio cuando me escriben consultándome la misma duda reciben respuesta lo más rápidamente que me es posible.
También es típico el siguiente patrón: llamada, una segunda llamada si no contesto la primera, y un mensaje de WhatsApp de inmediato. Tres cuartos de lo mismo: un simple email detallándome la situación hará que tengáis una respuesta más rápidamente.
Llevo así años y así lo seguiré haciendo, así que ya lo sabéis: si alguien quiere localizarme rápidamente, lo mejor que puede hacer es enviarme un email.